domingo, 24 de febrero de 2008

CAMBIO DE MANDO




El turno del heredero

La Asamblea Nacional seleccionará hoy a los integrantes del nuevo orden de mando en la mayor de las Antillas.

Por Eliván Martínez Mercado / Enviado especial


La Habana - En Washington le consideran un “Fidel Lite”. Acá en Cuba, disidentes y revolucionarios coinciden en que es un comunista de línea dura que se volvió pragmático con el tiempo.

El general Raúl Castro, de 76 años, es uno de los principales candidatos a suceder oficialmente en la presidencia a su hermano Fidel Castro, quien anunció el martes que la enfermedad intestinal que padece le impide aspirar y aceptar el puesto que ocupó por 49 años.

“Raúl es el más preparado para dirigir, porque pasaba más tiempo acompañando y aprendiendo de Fidel”, opina una fidelista que hacía fila en una bodega en el barrio La Habana, para obtener su pequeña ración de 10 huevos y 3/4 de libra de pollo fresco, que el gobierno comunista suministra mensualmente. Raúl González, quien conversa con dos amigas en una mesa al aire libre, se muestra más pesimista, aunque en las calles hay total normalidad.

“No es lo que la gente opine de Raúl, es que nosotros no lo escogemos”.

La Asamblea Nacional que hoy entra en vigor elegirá entre sus 614 diputados un presidente del Consejo de Estado (cuerpo ejecutivo). Ninguno de los legisladores tiene más experiencia en el gobierno que Raúl Castro. Asumió interinamente la presidencia hace 19 meses, cuando su hermano se la delegó tras sufrir la enfermedad.

La disidencia sostiene que los hermanos se contradicen, y hay revolucionarios que dicen que ambos se complementan. El comandante es el polémico idealista, conocido internacionalmente, que impartía discursos apasionados durante largas horas. Raúl Castro va al grano, aborda problemas concretos y no le gusta la vida mediática. No tiene el carisma de su hermano. En las calles no hay letreros que exalten su imagen ni sus citas, y los cubanos no suelen tener en su casa una foto suya, como sí hacen algunos con la imagen del ex presidente.

Raúl Castro se unió en tiempos de juventud al movimiento de jóvenes del Partido Comunista en la Universidad de La Habana, asumiendo las posturas más extremistas de la ideología.

Perteneció al grupo de rebeldes liderados por Fidel Castro que atacó los cuarteles del ejército en la ciudad de Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953, para derrocar el régimen de Fulgencio Batista. Desembarcó clandestinamente en la isla en 1956 en el yate Granma, y fue el primero que se separó de los guerrilleros de la Sierra Maestra para formar un segundo frente, al noreste de la isla, en la antigua provincia de Oriente.

Incluso, dirigió la ejecución de decenas de soldados que habían servido durante el gobierno de Batista.

“Siempre fue conocido como un radical, con una dureza que rayaba en lo brutal”, según el historiador y periodista británico Richard Gott, autor de Cuba, a New History, uno de los libros de historia de la isla más respetados que han sido escritos desde la izquierda. Esa reputación, según el autor, la confirmó el mismo Fidel Castro, cuando lo nombró públicamente sucesor en caso de muerte, y dijo que después del máximo líder vendrían hombres más “radicales” que fortalecerían la revolución.

Los revolucionarios ganaron el 1 de enero de 1959, y Raúl Castro se encargó de convertir los grupos rebeldes en el ejército oficial de Cuba.
Las fuerzas armadas de la isla jugaron un papel decisivo en 1988 para detener en combate a las tropas racistas del ‘apartheid’ de Sudáfrica, que se encaminaba a invadir Angola, apoyadas por Estados Unidos.

“Es un gran militar que sabe dirigir”, cuenta Pedro González, mientras descansa en un banco en La Habana Vieja. “Y aparte de eso, Raúl es el dirigente que la gente conoce después de Fidel. A los otros dirigentes no los conoce nadie”.

“Expectativas muy grandes”

Otro de los supuestos presidenciables es el médico Carlos Lage, vicepresidente del Consejo de Estado, que en tiempos de la enfermedad del comandante ha ejercido como una suerte de primer ministro. Se encargó de implementar algunas de las reformas económicas durante el periodo especial, cuando Cuba perdió las ayudas de la Unión Soviética, que se disolvió en 1991.

Así estaba el panorama en Cuba hasta el pasado 26 de julio, cuando el presidente interino pronunció un discurso en el que señaló que era el momento de comenzar un proceso de críticas abiertas para hacer cambios “estructurales y de concepto” para “mejorar” la revolución. Los analistas sostienen que es un reformista decantado por un comunismo con economía de mercado al estilo China.

“Raúl ha creado una expectativas muy grandes que nunca habían ocurrido. Ha visto que si no se hace el cambio el país se le puede salir de las manos”, opina Oscar Espinosa Chepe, uno de los 75 disidentes encarcelados en 2003 y liberado por problemas de salud. El gobierno cubano le había considerado un “mercenario” al servicio de Washington.

“Para la gente es importante que el tipo duro de las fuerzas armadas haya lanzado en su discurso una propuesta de diálogo a Estados Unidos entre iguales”, añade Leonardo Padura, uno de los escritores de la isla más conocidos en el extranjero. Sostiene que hay un cansancio social en el que ya no se le puede pedir más sacrificio a la gente, cuyos sueldos no alcanzan para comprar alimentos y artículos de primera necesidad.

Nadie duda que si Raúl Castro gana estará condicionado por la presencia de su hermano, que hasta ayer no había anunciado su dimisión al liderazgo del Partido Comunista, el único legal en la isla, que establece las líneas generales que debe seguir el gobierno, según la constitución cubana. El general necesitará que Fidel Castro y los sectores inmovilistas le den la carta blanca poder cumplir con las expectativas de cambio que ha creado.












Hora crucial para Cuba
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald


Cuba realizará hoy su primer cambio oficial de mandato ejecutivo desde que la revolución de Fidel Castro tomó el poder hace 49 años.

Aunque en los albores del proceso revolucionario Castro entregó formalmente durante seis meses la presidencia a Manuel Urrutia, en 1959, y luego gobernó hasta 1976 como primer ministro y máximo líder partidista bajo la sombra inmóvil del presidente designado Osvaldo Dorticós, nadie puso jamás en duda su autoridad absoluta y decisiva sobre los destinos de la nación cubana.

Nunca antes la instauración de una legislatura de la Asamblea Nacional (Parlamento) --ni siquiera la que inauguró la institucionalización socialista en 1976-- ha generado tanta expectativa internacional y ha cobrado tanto significado para el futuro de Cuba como la convocatoria de esta mañana, a partir de las 10 a.m., en el Palacio de Convenciones de La Habana.

El anuncio de Castro, de 81 años, de que no aspiraría ni aceptaría los cargos gubernamentales que aún ostenta, dio el visto bueno a la sucesión en marcha tras 19 meses de enigmática convalecencia. No sólo despejó el camino para la designación de un nuevo presidente del Consejo de Estado, sino también para los inevitables movimientos que se sucederán en la pirámide gubernamental y la cúpula militar.

Los ojos del mundo están sobre Cuba en este momento histórico que pocos imaginaron: una era post Fidel, con Castro vivo y sin cargos oficiales, convertido tras bambalinas en un "soldado de las ideas'' que escribe artículos como "un arma más del arsenal con la cual se podrá contar'', según definió en su mensaje del martes pasado.

Todo apunta a que el general Raúl Castro, de 76 años, debe ser el sucesor elegido al término de la sesión parlamentaria. Mencionado como el heredero de poder por su hermano mayor, Raúl Castro tiene la "legitimidad histórica'' así como un aval de organización y eficiencia al frente de las fuerzas armadas y es el segundo secretario del Partido Comunista desde 1975.

"Si a mí me pasa algo mañana, con toda seguridad que se reúne la Asamblea Nacional y lo eligen a él, no le quepa la menor duda. Se reúne el Buró Político y lo eligen a él'', declaró Fidel Castro poco antes de enfermarse, según consta en el libro-entrevista Biografía a dos voces (2006), de Ignacio Ramonet.

Raúl Castro ha funcionado como gobernante interino desde que Fidel Castro delegara los poderes temporalmente el 31 de julio del 2006, y según los datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), es el candidato más popular entre los 614 parlamentarios electos el 20 de enero, con el 99.4 por ciento de los votos. Su hermano fue relegado al lugar 19 con un 98.3 por ciento.

La sorpresa sería que Raúl no ocupe el cargo de presidente del Consejo de Estado y en su lugar elijan a Carlos Lage, ahora vicepresidente. La mayoría de los analistas apuestan por la designación de Raúl Castro pero consideran que el nuevo gobierno tendrá un carácter menos unipersonal y una manera más colegiada para tomar decisiones por las circunstancias cruciales que enfrenta el país.

"Más allá de quién ocupe la máxima posición de gobierno, la cuestión más importante tiene que ver con la política económica'', dijo Philip Peters, vicepresidente del Instituto Lexington, con sede en Virginia.

Peters opina que el gobierno interino ha consumido ya 18 meses "diagnosticando problemas económicos, recogiendo sugerencias entre la población y aumentando las expectativas de cambio'' en la vida nacional.

"Ahora veremos si el gobierno está o no preparado para generar los cambios y si ha logrado un consenso en el Partido y una estrategia para acometerlos'', agregó el experto.

Para el historiador Rafael Rojas, no debe pensarse en reformas políticas ni de los mecanismos dictatoriales del sistema, pero sí en un posible cambio en el gobierno, con un lenguaje distinto y respaldado por un Parlamento con mayor protagonismo institucional.

"A diferencia de Fidel Castro, la posición de Raúl no es ocultar los problemas del país bajo la Batalla de Ideas, sino reconocer que Cuba está en crisis'', señaló Rojas. ‘‘Si ese nuevo gobierno impulsa la solución de los problemas económicos y sociales, la oposición como el exilio tendrán que asumir otras estrategias para lidiar con el régimen''.

Peters no ve "ningún signo de cambio en la forma de gobierno'', ni piensa que la Asamblea Nacional adquiera una mayor importancia como entidad gubernamental.

Sin embargo, Rojas ve este nuevo Parlamento como la institución donde se acumulan las expectativas de cambio, a diferencia de otros momentos en que gravitaban sobre los congresos del Partido, el último realizado en 1997. El VI Congreso partidista está postergado desde el 2002.

Según la Constitución cubana, el Partido Comunista es "la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado''.

"Lo mejor que ha pasado en el último año es que la posibilidad de implementar cambios, por pequeños que puedan parecer, se concentra en el Parlamento y no el Fidel Castro y su Grupo de Apoyo'', manifestó Rojas.

‘‘La pérdida de poder de los talibanes [castristas de línea dura] es evidente''. La VII Legislatura que hoy asumirá sus deberes no dista mucho en composición de la que la precede, según las estadísticas oficiales.

El dato más significativo es que de los 614 diputados, 374 (60.91 por ciento) nacieron después de 1959 y 134 (21.82 por ciento) no rebasaban los 10 años cuando Fidel Castro llegó al poder.

Aunque los medios oficiales han presentando como un logro de esta candidatura el índice de renovación de sus miembros, la Asamblea Nacional que hoy se constituye tiene 385 parlamentarios nuevos (63 por ciento), una cifra casi similar a los 378 (62 por ciento) que asumieron por primera vez el mandato en el 2003.

Las cifras de integración de mujeres, mestizos y negros, y delegados de circunscripción a nivel de barrio, son muy similares a los que tenía la legislatura anterior.

De todas formas, varios nombres y rostros nuevos estarán inevitablemente en la lista de 31 miembros del Consejo de Estado que se anuncie hoy.

Con Raúl Castro y Lage instalados en la presidencia y vicepresidencia primera del Consejo de Estado, quedaría el reto de llenar cinco vicepresidencias. Hay dudas de si el comandante histórico Juan Almeida Bosque, de 81 años, y el general Abelardo Colomé Ibarra, de 68 años y afectado de salud, podrán continuar como vicepresidentes.

Tampoco parece decidido si la presidencia de la Asamblea Nacional seguirá en manos de Ricardo Alarcón, de 70 años, o pasará a un dirigente más joven y con renovados bríos.

La periodista Alina Fernández Revuelta, hija disidente de Fidel Castro, pronosticó que la cúpula gubernamental estará mayormente integrada por hombres de la confianza absoluta de su tío Raúl.

"Raúl lleva 50 años cultivando lealtades y si antes las lealtades se dividían entre Fidel y Raúl, ahora relegado Fidel a un segundo plano los que no tengan el beneplácito de Raúl no llegarán a ninguna parte'', opinó Fernández Revuelta, exiliada desde 1993.

Peters piensa que será importante ver si hoy los funcionarios más jóvenes asumirán puestos prominentes en el gobierno.

"Un desplazamiento a favor de la nueva generación podría ser un signo de confianza política que tendría un indudable impacto internacional'', aseveró.
Cómo se decidirá el sucesor de Fidel Castro

La reunión constitutiva de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional de Cuba (parlamento) comenzará a las 10 a.m. en el Palacio de Convenciones de La Habana

La sesión debe iniciarse bajo la conducción de María Esther Reus, presidenta de la Comisión Nacional Electoral (CNE) y ministra de Justicia, quien leerá la lista de los 614 diputados elegidos el pasado 20 de enero y validar los certificados de elección.

Reus informará sobre la composición social del Parlamento y comprobará que haya quorum. Se escuchará el himno nacional y los diputados realizarán y firmarán su juramento, dejando instalada la legislatura.

Luego Amarilys Pérez, presidenta de la Comisión Nacional de Candidaturas, presentará a los diputados dos proyectos de candidatura a partir de consultas hechas desde finales del pasado año. Los proyectos incluyen una propuesta para elegir la dirección del parlamento y otra para la integración del Consejo de Estado.

Reus someterá entonces las dos candidaturas a los diputados.

Se procederá a elegir, por votación secreta y directa, al presidente, vicepresidente y secretario de la Asamblea y al presidente, primer vicepresidente, vicepresidentes secretario y los restantes 23 miembros del Consejo de Estado.

Para ser elegidos se necesita más del 50 por ciento de los votos válidos emitidos. Aunque regularmente la prensa tiene acceso a la apertura de la sesión parlamentaria, las deliberaciones de los diputados y el proceso de elección siempre se han realizado a puerta cerrada.

La sesión de clausura está anunciada para las 2:30 p.m. de este domingo y será transmitida en vivo por la televisión cubana.

La conformación de un Consejo de Ministros es un proceso posterior, sin una fecha precisa para anunciar su nueva composición y posibles cambios.



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